Orgullosos, a veces algo exigentes y ambiciosos. Imponen naturalmente su autoridad desde el corazón, ya que como un León (su símbolo) en la selva buscan que los demás sientan amor y respeto hacia él. Dramáticos, creativos, seguros de sí mismos y capaces de lograr cualquier cosa que se propongan, los leoninos aman la vida y buscan disfrutarla. Suelen tener múltiples y diversos amigos y disfrutan de unir varios grupos en un mismo evento. Por otro lado, suelen esperar pasivamente que las demás personas se den cuenta de sus cualidad y se acerquen a él. Disfrutan de la comodidad y la estabilidad, y son sumamente generosos a la hora de compartir con los demás.

El astro que lo rige es el Sol, centro de todo sistema. Un astro de luz, enorme, resplandeciente, imposible de pasar desapercibido. Esto marca a los nativos de este signo una personalidad afectuosa, generosa, algo autoritaria y dominante, ya que Irradia energía, desde el centro hacia afuera, haciendo que el resto de los planetas orbiten a su alrededor con su gran fuerza magnética. Su energía es tan abundante que nuclea al resto de las personas en torno a él, dándole a Leo la devolución del entorno que necesita.

Es el segundo de los signos de Fuego y esto lo hace poseedor de un intenso deseo de vivir sus emociones y una constante búsqueda de nuevas formas de expresarse. Se caracteriza por su dramatismo y por disfrutar de poner su mente al servicio de los problemas más complejos, tomando la iniciativa de resolver situaciones difíciles. Su carácter y facilidad para expresarse lo hacen parecer, a veces, un poco autoritario.

Siempre dispuestos a proteger a quien necesite ayuda o se encuentre en desigualdad de situaciones, los leoninos suelen defender sin reparos aquellas causas por las que toman partido. Personas sinceras, genuinas y con altos valores éticos, resaltan en cualquier grupo por su nobleza y magnetismo.