Eres muy sensible y te preocupas demasiado. Has recibido heridas que no olvidas. Crees que han cicatrizado muy bien pero las cicatrices quedan y hacen que temas volver a confiar. Esto hace que a veces alejes a personas que se acercan con muy buenas intenciones, por temor a que se repita el dolor. Tanto en el amor como en la amistad, la vida incluye riesgos que no podemos evitar. Apostar al amor y a la alegría es una buena jugada en la ruleta que nos ocupa a diario. No lo hagas a ciegas, pero abre tu corazón.