A veces andamos con demasiada prisa y no nos damos cuenta del agobio que produce el no detenerse a disfrutar, aunque sea tan solo unos segundos. En esta época del año las personas parecen contagiarse de una urgencia incomprensible, y el ritmo de vida se acelera, con el consiguiente aumento del estrés. ¿Te ha sucedido?
1. Expresar tu gratitud
Ser capaces de inventariar todos los bienes que poseemos es una capacidad que habitualmente no desarrollamos. Si nos detenemos un segundo para sentir nuestros pasos por el camino, el acompasamiento de nuestro corazón, el paisaje que ven nuestros ojos; ya estaríamos acumulando un sinfín de maravillas de las que no somos conscientes a diario.
Poseer nuestros sentidos, la capacidad de movernos, un intelecto agudo y la capacidad de querer y ser querido; bastan para sentirnos inmensamente bendecidos. Detenernos y agradecer es una muy buena costumbre, que contribuye a la certeza de que la vida merece ser celebrada.
2. Sentir el vértigo
Constantemente tomamos decisiones, algunas mínimas y otras más trascendentes. Pero a cada paso se nos presentan opciones, de las cuales tomamos algunas y desechamos otras casi mecánicamente. La vida va siendo así como una película en cámara rápida, que nos pasa como un tren veloz, mientras estamos detenidos en el andén.
Puedes lograr que el tren vaya más lento y tu lo abordes, si detienes tu actividad por segundos y te observas a ti mismo. Siente el vértigo en el que estás inmerso, y así podrás imprimirle a tu vida el ritmo deseado. Ni tan rápido que te estreses ni tan lento que te detengas. Celebra la vida a tu tiempo.
3. Desarrollar tu empatía
Puedes practicar conectar con mas personas, simplemente mirándolas a los ojos y sonriendo. Cruzas a diario tantas personas que a veces ni las ves. Si te detienes, también podrás hablar al menos con algunas, y si te entrenas en escuchar, descubrirás un mundo desconocido, pleno de historias de vida que te enriquecerán el espíritu. Compartir la tuya también te emocionará. Celebrar la vida de cada persona es magia y misterio.
4. Ir siempre por más
Nunca te resignes a renunciar a lo que deseas. No has nacido para abandonar la lucha, no hay segundas oportunidades, así que quédate aquí, y ve por más. Elige tus sueños y ve por ellos, de eso se trata vivir, ¿que creías? No se trata de la conformidad de la rutina sino de alzar la vista al cielo y no olvidar tus proyectos. Aunque hayas logrado mucho, ve por más, el mundo está para ti, y tiene mucho para ofrecerte. No abandones, no te rindas nunca, celebra la vida.
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